Adorado Señor Jesús, me arrodillo ante tu santa imagen, con sentimientos de la más profunda gratitud por todos los beneficios, y del más ardiente amor por tu bondad. Te consagro, divino Rey, por medio del Corazón Inmaculado de María y bajo el poderosos patrocinio de San José, toda mi familia. Sea mi hogar como el de Nazareth, el asilo del honor y de la paz doméstica. Que seas tú el modelo de mi conducta y el celoso protector de mis intereses materiales y espirituales.
Te consagro, Amado Jesús, todas las pruebas, todas las alegrías, todos los acontecimientos de mi vida de familia, y te suplico que derrames especiales bendiciones sobre sus miembros, presentes y ausentes, vivos y difuntos. Los confío para siempre a tu Divino Corazón.
Te ruego también por todas las familias del universo; protege la cuna de los niños, la escuela de los adolescentes y la vocación de los jóvenes, vela con tu amor infinito a la cabecera de los enfermos y de los agonizantes.
Pero sobretodo, Jesús océano inconmensurable de misericordia y amor, te suplico me socorras en el momento decisivo de la muerte, unido entonces más estrechamente que nunca a tu Divino Corazón, sea el nuestro asilo y refugio, y después de reposar para siempre en tu costado bendito, Jesús bueno, nos encontremos en el cielo todos los de mi familia de la Tierra. Amén.
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