Juan 13, 21-38
Dicho esto, Jesús se estremeció por dentro y declaró:
—Les aseguro que uno de ustedes me entregará.
Los discípulos se miraban unos a otros sin saber por quién lo decía. Uno de los discípulos, el más amigo de Jesús, estaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hace un gesto y le dice:
—Averigua a quién se refiere.
Él se inclinó hacia el costado de Jesús y le dijo:
—Señor, ¿quién es?
Le responde Jesús:
—Aquél a quien le dé un trozo de pan remojado.
Remojó el pan, lo tomó y se lo dio a Judas el de Simón Iscariote. Detrás del bocado Satanás entró en él.
Jesús le dice:
—Lo que tienes que hacer hazlo pronto.
Ninguno de los comensales comprendió por qué lo decía. Algunos pensaron que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le había encargado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Y enseguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
—Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre y Dios ha sido glorificado por él. [Si Dios ha sido glorificado por él,] también Dios lo glorificará por sí, y lo hará pronto.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes; me buscarán y, como dije a los judíos también lo digo ahora, a donde yo voy ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros.
[Le] dice Simón Pedro:
—Señor, ¿adónde vas?
Le respondió Jesús:
—A donde yo voy no puedes seguirme por ahora, me seguirás más tarde.
Le dice Pedro:
—Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti.
Le contesta Jesús:
—¿Que darás la vida por mí? Te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
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