- Sólo Dios puede dar la fe; pero tú puedes dar tu testimonio.
- Sólo Dios es el autor de toda esperanza; pero tú puedes ayudar a tu amigo a encontrarla.
- Sólo Dios es el camino; pero tú eres el dedo que señala cómo se va a Él.
- Sólo Dios puede dar el amor; pero tú puedes enseñar a otros cómo se ama.
- Dios es el único que tiene fuerza, la crea, la da; pero nosotros podemos animar al desanimado.
- Sólo Dios puede hacer que se conserve o prolongue una vida; pero tú puedes hacer que esté llena o vacía.
- Sólo Dios puede hacer lo imposible; sólo tú puedes hacer lo posible.
- Sólo Dios puede hacer un sol que caliente a todos los hombres; sólo tú puedes hacer una silla en la que se siente un viejo cansado.
- Sólo Dios es capaz de fabricar el milagro de la carne de un niño; pero tú puedes hacerle sonreír.
- Sólo Dios hace que bajo el sol crezcan los trigales; pero tú puedes triturar ese grano y repartir ese pan.
- Sólo Dios puede impedir las guerras; pero tú puedes no reñir con tu mujer o tu hermano.
- Sólo a Dios se le ocurrió el invento del fuego; pero tú puedes prestar una caja de cerillas.
- Sólo Dios da la verdadera y completa libertad; pero nosotros podríamos, al menos, pintar de azul las rejas y poner unas flores frescas en la ventana de la prisión.
- Sólo Dios podría devolverle la vida del esposo a la joven viuda; tú puedes sentarte en silencio a su lado para que se sienta menos sola.
- Sólo Dios puede devolverle las fuerzas a un anciano; tú puedes demostrarle que no está solo y que sus opiniones te siguen interesando.
- Sólo Dios puede inventar una pureza como la de la Virgen; pero tú puedes conseguir que alguien, que ya las había olvidado, vuelva a rezar las tres Avemarías.
- Sólo Dios puede salvar el mundo porque sólo Él salva; pero tú puedes hacer un poco más pequeñita la injusticia de la que tiene que salvamos.
- Sólo Dios puede hacer que le toque la lotería a ese pobre mendigo que tanto la necesita; pero tú puedes irle conservando esa esperanza con un pequeña sonrisa y un «mañana será».
- Sólo Dios puede conseguir que reciba esa carta la vecina del quinto, porque Dios sabe que aquel antiguo novio hace muchos años que la olvidó; pero tú podrías suplir hoy un poco esa carta con un piropo y una palabra cariñosa.
En realidad, ya ves que Dios se basta a sí mismo; pero parece que prefiere seguir contando contigo, con tus nadas, con tus casi-nadas.
José Luis Martín Descalzo
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