Los actos de violencia que tienen que soportar los cristianos en España ha alcanzado grados absurdos de intolerancia y discriminación. Cuando observamos los frecuentes hechos de vandalismos, profanaciones contra templos e imágenes religiosas, hostias consagradas robadas para hacer burlas, mujeres que entran a la iglesia en medio de una Sagrada Eucaristía y se desnudan, nos sentimos gravemente ofendidos (por respeto a la sensibilidad de mis lectores y como protesta contra estos actos, no publico ninguna imagen relacionadas con estos deplorables hechos).
En el país ibérico los grupos LGBT polarizados, feministas y algunos partidos políticos como PODEMOS, desde sus dirigentes han ejercido todo tipo de actos públicos y posturas irrespetuosas ante las personas que profesan nuestra religión, hechos que vulneran el derecho fundamental y universal a la libertad religiosa.
Desde el lugar donde estemos, no podemos quedarnos indiferentes. Porque este tipo de acciones, se diseminan como el fuego, y hoy les toca a ellos, pero cada día esos actos están llegando también en América Latina. Recibimos noticias que en países como Argentina y Chile se han presentado acciones similares.
Cuando existe impunidad por la violación de un derecho fundamental, sin que las acciones de los responsables tenga ninguna consecuencia, simplemente se favorece que se siga vulnerando y que por el contrario vaya en aumento de frecuencia y gravedad.
Por eso, apoyemos la campaña Respeta Mi Fe, promovida por La Asociación Española de Abogados Cristianos (AEAC), la cual busca crear conciencia social favorable para la tutela de los sentimientos religiosos y velar por la protección efectiva del derecho constitucional a la libertad religiosa.
Te invito a unirte a esta campaña desde su página web RespetaMiFe, donde puedes apoyar el siguiente manifiesto:
Manifiesto #RespetaMiFe
1. La intolerancia no afecta sólo a grupos minoritarios sino también a los mayoritarios. Concretamente, los cristianos están sufriendo una serie de graves ataques contra sus sentimientos religiosos, sus creencias y contra su derecho fundamental a la libertad religiosa.
2. Se han registrado numerosos actos de hostilidad, violencia y vandalismo contra los cristianos y sus lugares de culto en los últimos años. Actos que a menudo son ignorados por las autoridades, y que en ocasiones han sido amparados hasta por los propios poderes públicos. Se pueden destacar los ataques violentos de Femen, la grave obra vejatoria de Abel Azcona hecha con 242 Formas Consagradas y el escarnio de la oración del Padrenuestro ‘sexual’ amparado por Ada Colau.
3. La libertad religiosa es un derecho fundamental, y así lo reconocen el artículo 16 de la Constitución Española, el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y tratados europeos como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Asimismo, la tutela de los sentimientos y creencias religiosas está recogida en los artículos del 522 al 525 del Código Penal, imponiendo penas de hasta un año de prisión a los que vulneren este derecho fundamental.
4. Teniendo en cuenta los ataques que están sufriendo los cristianos y la protección que las autoridades deben ejercer sobre las creencias y sentimientos religiosos, los firmantes y adheridos a este manifiesto pedimos a las Administraciones Públicas:
4.1. Reconocer que la religión forma parte de la intimidad más intrínseca de la raíz de la persona, y que los cristianos tienen derecho a mostrar su fe tanto en público como en privado.
4.2. Garantizar la no discriminación por causa de creencias religiosas en todos los ámbitos de la vida pública y social, en el trabajo, en la educación y en las relaciones personales, así como alentar a los medios de comunicación para que eviten estereotipos negativos y prejuicios contra los cristianos.
4.3. Combatir y prevenir los casos de violencia, vejación, discriminación e intolerancia, física o verbal, por razón de creencias religiosas, así como actuar contra todos aquellos ataques y ofensas que atenten contra la libertad religiosa o los sentimientos religiosos.
4.4. Reconocer que las libertades de expresión, manifestación, artística o de prensa, aun siendo derechos fundamentales, no pueden servir de amparo y justificación para perpetrar ataques contra la libertad religiosa, que también es un derecho fundamental, pues el ejercicio de las libertades de uno mismo exige un espacio de respeto con las libertades de los demás.
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