Virgen Santísima,
Madre de Dios y Madre mía:
Te invoco y te venero.
Quiero consagrarme a ti.
Dame mano firme y mirada vigilante
para que a mis pasos no cause mal a nadie.
Libra de todo mal, incendio o accidente
a
quienes me acompañen.
Enséñame a hacer uso de mi vehículo
para remedio de las necesidades ajenas.
Haz que no me arrastre el vértigo de la
velocidad
y que
siga y termine felizmente mi camino.
Te lo
pido por los méritos de tu Santísimo Hijo Jesucristo.
Amén.
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