La foto es de un amigo mío, muy edificante
y al que mucho me gustaría imitar en muchas de sus virtudes.
Siempre calla (fuera de algún rebuznillo);
nunca se queja,
no tiene pretensiones de caballo;
carga con todo como lo que es, como un burro.
Cuando la gente quiere insultar a otro le dicen su nombre
y él no se molesta: le da un comino;
se ve que aprendió aquello de "oprobios, injurias, afrentas, etc."
Es el más humilde de los animales.
Y por humildad, mereció estar con Jesús:
en su nacimiento,
en su huída a Egipto,
llevándolo encima en los momentos duros de la persecución;
y después en los gloriosos de la entrada en Jerusalén;
y en esos momentos de gloria y de palmas
y de andar sobre vestiduras, no se envanecía,
porque sabía que esto no era por él sino por el que llevaba encima:
él no era sino el borriquito de Jesús.
Pidamos al Señor que nos haga también esta gracia a nosotros.
Jaime Piulachs, S.J
Jaime Piulachs, S.J
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