MENSAJE
«Ángel mío, mi Hijo le dijo a las mujeres del mundo que no derramaran sus lágrimas por Él, sino por sus propios hijos. Eran ustedes, mis hijos de esta generación, a quienes Él se refería con tanta compasión; hijos tan profundamente hundidos en la oscuridad, con la luz de mi Jesús tan escondida de vuestros ojos y especialmente de vuestros corazones.
Es a esta generación a la que llamo especialmente, para darles una gracia, la gracia de mi Inmaculado Corazón. Deseen la santidad de tal manera que sus corazones se quemen con este ardiente deseo. Rueguen por su santificación; pidan que mi Corazón los favorezca con las virtudes y que dote sus almas con pureza. Cada uno de estos regalos pueden ser otorgados por vuestros deseos y aumentados con su práctica y aplicación.
Con vuestra consagración a mi Inmaculado Corazón, ustedes están respondiendo a mi llamado por mi Triunfo en la forma más divina y completa. Desde ese momento en adelante, no hay nada que no se pueda lograr: pues estaréis realmente ligados a mi Corazón por toda la eternidad.» (Septiembre 15 de 1.993)
GUÍA
El Espíritu Santo espera dentro del alma por la llegada de Su Esposa. Cuando Él encuentra que Su Esposa ha llegado a tomar posesión dentro de un alma, entonces Él entra en totalidad, Él se comunica con el alma tan plenamente que llega hasta el punto de encerrar a Su Esposa dentro del alma. Entonces ellos vivirán allí en armonía con todos los regalos y gracias celestiales. Esta es la mayor contribución de la unión de Sus Corazones dentro de los nuestros por medio de la consagración.
Cuando Nuestra Señora ha plantado sus raíces dentro del alma, Ella produce allí las maravillas de las gracias que solo Ella trae. Por lo tanto, cuando no existen maravillas dentro del alma es porque el Espíritu Santo ha entrado en nosotros y no ha encontrado suficientemente unión entre nuestro corazón y el de Su Esposa.
DIRECCIÓN
Por medio del deseo de santidad, Nuestra Señora puede darle a tu alma su propia fe, que es la mayor que puede existir en la tierra. Ella te da confianza, porque tú no te acercaras a Dios solo, sino siempre con Ella.
Este regalo te es dado porque tú le has dado a Ella tus méritos, gracias y necesidades e incluso tus debilidades; en cambio, Ella te dará sus virtudes y te rodeara de sus propios méritos. En esta forma tú estarás listo para pedir que la voluntad de Dios esté contigo también. Pero la razón por la que tú prosperarás en gracia y confianza es que tú ya no confiaras más en ti mismo, el espíritu de Ella ocupara el lugar del tuyo para que te regocijes en Dios. ¡Qué transformación ocurrirá al momento de vuestra consagración, en los humildes lugares donde la presencia del Espíritu Santo descansará!.
MEDITACIÓN
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, te lo suplico humildemente; forma en mí un corazón de invencible fe, profunda humildad, oración ardiente, firme esperanza y caridad viva, para que esta mi consagración pueda ser fructífera. Reina de los Corazones, ven a reclamar mi corazón; trae contigo a tu esposo, el Espíritu Santo, para que ustedes puedan morar juntos para siempre en su profundidad en el.
«Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva» (Lucas 1:46)
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