MENSAJE
«Ángel mío, vengo para asegurar tu corazón en la intención y en la dirección de mi petición colocada dentro de ti. Querido, el llamado que pido compartas, no es por título ni por área geográfica. Mi única misión en estos días es traer la unión a todos los corazones y guiarlos a un abrazo con mi Hijo a través de la consagración a mi Inmaculado Corazón y su origen esta en el Cielo. Yo les concederé a todos el realizar éste esfuerzo, pero necesito los corazones de ustedes.
Deseo que tú pongas ante mis hijos, tus hermanos, el llamado a ser uno bajo la bandera de mi Inmaculado Corazón y de su Triunfo. Vengan juntos ahora como yo lo he pedido, ya que desconocen el impacto global de mi Corazón sobre el mundo en estos días. Por favor acepten la gracia que tanto deseo concederles. Estoy aquí para ser su refugio, no tengan miedo de este deseo». (Septiembre 7 de 1.993)
GUÍA
Nuestra Señora nos suplica que seamos consagrados a su Inmaculado Corazón y recibir y vivir un llamado que nunca antes fue hecho. Ella nos pide este día abrir nuestros corazones y permitir que la gracia del Cielo fluya como una corriente en cada uno de nuestros corazones. La grave naturaleza de su voz permanece una vez más en la serenidad de todos los deseos de Dios para lograr que sean conocidos hoy.
Este llamado es de tal magnitud que nosotros no podemos medirlo, Ella nos habla de la importancia de estos tiempos, nosotros estamos a punto de recibir la gracia de Dios como nunca antes; así el tiempo de gracia en que estamos es de una dimensión extraordinaria.
Ella pide que unamos nuestros corazones al de Ella sin vacilación, sin reserva, o sin dispensa; que nos abandonemos a Ella totalmente. A pesar de todo lo que Ella le ha dado al mundo en el curso de los siglos, muy especialmente en el curso de nuestra vida, nosotros continuamos creyendo firmemente que nuestros corazones están mejor cuidados por nosotros mismos.
DIRECCIÓN
Tanto como nuestro pobre y frágil corazón sea capaz, nosotros estamos llamados a buscar los deseos de Dios que serán realizados a través de nuestra consagración. Mateo 7:2)
¿A qué altura está llamada a volar nuestra alma?. Estamos invitados al Reino de una Coronación Celestial; por lo tanto debemos prometer primero nuestros corazones a su Sagrado abrazo. Debemos abandonar nuestras almas para que sean adornadas tanto con penas como con alegrías. Se nos pide que relevemos nuestros deseos y que resistamos a nuestra voluntad, para así poder estar vacíos, para después ser llenados con voluntad.
En la diaria aplicación de nuestra consagración debemos encontrar un crecimiento de virtudes y gracias; marcas a las almas vírgenes que pertenecen a su toque majestuoso.
MEDITACIÓN
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, consume mi alma en Dios a través de tu abrazo maternal. Concédeme a través de la meditación que la virtud pueda impregnarme y guiarme a una imitación de su estado de gracia. Enciende mi corazón cada día para comprender más profundamente este divino plan de Dios. Cultiva en las profundidades de mí ser el anhelo de verdad y de justicia. Levanta la conciencia de mi alma a las alturas que Dios ha querido para ella. Anímame, querida Madre, a pertenecer al Cielo y permanecer con mis pies por encima de todo el mundo sin tocarlo. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario