Hay una mano que conmigo está
cuando no tengo fuerzas,
y sin pensarlo me ha de levantar
cuando llegan las pruebas.
Hay una mano que ayudó a Moisés
y el mar lo dividió en dos,
y es la misma que hoy me acompaña:
es la mano de Dios. (2)
Es la que me sostiene cuando voy a caer,
es la que a mí me mueve para obrar con poder.
La que me alcanza y nunca falta,
me mueve con poder.
Es la que me sostiene cuando voy a caer,
es la que a mí me mueve para obrar con poder.
La que me alcanza y nunca falta,
me mueve la mano de Dios.
(Bis)
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