viernes, 15 de septiembre de 2017

Stabat Mater


Stabat Mater  (Estaba de pie la Madre), es un himno atribuido al papa Inocencio III, y al franciscano Jacopone de Todi, compuesto en el siglo XIII. El himno medita sobre el sufrimiento de la Santísima Virgen María en la cruxificción y muerte de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Hoy, día de la Virgen Dolorosa, nos unimos a este coro gregoriano para honrar a nuestra Madre del Cielo en sus dolores al pie de la cruz.


STABAT MATER


Stabat mater dolorosa
juxta Crucem lacrimosa, 
dum pendebat Filius. Cuius animam gementem, 
contristatam et dolentem
pertransivit gladius. O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta, 
mater Unigeniti! Quæ mœrebat et dolebat, 
pia Mater, dum videbat
nati pœnas inclyti. Quis est homo qui non fleret, 
matrem Christi si videret 
in tanto supplicio? Quis non posset contristari 
Christi Matrem contemplari 
dolentem cum Filio? Pro peccatis suæ gentis 
vidit Iesum in tormentis, 
et flagellis subditum.
Vidit suum dulcem Natum 
moriendo desolatum, 
dum emisit spiritum.
Eia, Mater, fons amoris 
me sentire vim doloris fac,
ut tecum lugeam. Fac, ut ardeat cor meum 
in amando Christum Deum 
ut sibi complaceam. Sancta Mater, istud agas, 
crucifixi fige plagas 
cordi meo valide. Tui Nati vulnerati, 
tam dignati pro me pati, 
pœnas mecum divide. Fac me tecum pie flere, 
crucifixo condolere, 
donec ego vixero.
Juxta Crucem tecum stare, 
et me tibi sociare 
in planctu desidero. Virgo virginum præclara, 
mihi iam non sis amara, 
fac me tecum plangere.

Fac, ut portem Christi mortem, 
passionis fac consortem,
et plagas recolere. Fac me plagis vulnerari, 
fac me Cruce inebriari, 
et cruore Filii. Flammis ne urar succensus, 
per te, Virgo, sim defensus 
in die iudicii. Christe, cum sit hinc exire, 
da per Matrem me venire 
ad palmam victoriæ.
Quando corpus morietur, 
fac, ut animæ donetur 
paradisi gloria. Amen.


TRADUCCIÓN DE LOPE DE VEGA 1614


La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.

Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!

Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?

Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
Y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.

Porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.

Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
Y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.

Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.

Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

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