El doctor Jérôme Lejeune, un reconocido médico especialista en genética y descubridor de la causa del Síndrome de Down, fue invitado por el Senado de Francia, para que ofreciese su documentada opinión sobre el tema del aborto.
Una de las opiniones fuertemente arraigada en dicha cámara, era la que sostenía que hay embarazos que deben ser interrumpidos, cuando los antecedentes o el pronóstico parecen ser irreversiblemente malos.
Cuando se le otorgó la palabra al Dr. Lejeune, planteó un caso:
"Tenemos un matrimonio en el que el marido es sifilítico terciario incurable, y además decididamente alcohólico. La mujer está desnutrida y sufre tuberculosis avanzada. El primer hijo de esa pareja muere al nacer; el segundo sobrevive, pero con serios defectos congénitos. Al tercer hijo le ocurre lo mismo y se le suma el hecho de ser infradotado mentalmente. La mujer queda embarazada por cuarta vez. ¿Qué aconsejan ustedes hacer en un caso así?".
Un senador del bloque socialista manifestó categóricamente que la única solución para evitar males mayores, era practicar un "aborto terapéutico" inmediato.
Lejeune hizo un largo y notorio silencio; bajó la cabeza por unos segundos en medio de su expectante mutismo; volvió a alzarla y dijo:
"Señores Senadores, pónganse de pie, porque este caballero acaba de matar a Ludwig van Beethoven".
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