El 11 de noviembre el Santo Padre Francisco celebró el jubileo de las personas excluidas, en la pobreza y sin techo. Después de los testimonios de algunos participantes el papa dio unas sentidas palabras que resaltan el valor de la pobreza cuando se vive desde el evangelio. Valoró como primer punto la importancia de mantener la pasión y los sueños aún en medio de la pobreza, el Santo Padre dijo:
" Para mí un hombre o una mujer muy pobre, pero de una pobreza distinta a la de ustedes, es cuando ese hombre o esa mujer pierde la capacidad de soñar, pierde la capacidad de llevar una pasión adelante. ¡No dejen de soñar! ... Sólo aquel que siente que le falta algo mira arriba y sueña, el que tiene todo no puede soñar. La gente, los sencillos, seguían a Jesús, porque soñaban que él los iba a curar, los iba a librar, les iba a hacer bien, y lo seguían y él los liberaba. Hombres y mujeres con pasiones y sueños".
"Capacidad de encontrar belleza, aun en las cosas más tristes y más sufridas, solamente lo puede hacer un hombre o una mujer que tiene dignidad. Pobre sí, arrastrado no, eso es dignidad. La misma dignidad que tuvo Jesús, que nació pobre, que vivió pobre, la misma dignidad que tiene la Palabra del Evangelio, la misma dignidad que tiene un hombre o una mujer que viven con su trabajo. Pobre sí, dominado no, explotado no. Yo sé que muchas veces ustedes se habrán encontrado con gente que quiso explotar vuestra pobreza, que quiso usufructuar de ella, pero sé también que este sentimiento de ver que la vida es bella, este sentimiento, esta dignidad los ha salvado de ser esclavos. Pobre sí, esclavo no. La pobreza está en el corazón del Evangelio para ser vivida. La esclavitud no está para ser vivida en el Evangelio sino para ser liberada"
El papa prosiguió con el tema hablando sobre uno de los frutos de la pobreza: la solidaridad. Ayudar a otros fue otro de los tópicos de este profundo encuentro:
"...siempre vamos a encontrar más pobres que nosotros. Y eso también lo da la dignidad, saber ser solidario, saber ayudarse, saber dar la mano a quien está sufriendo más que yo. La capacidad de ser solidario es uno de los frutos que nos da la pobreza. Cuando hay mucha riqueza uno se olvida de ser solidario porque está acostumbrado a que no le falte nada. Cuando la pobreza te lleva a veces a sufrir te hace solidario y te hace extender la mano al que está pasando una situación más difícil que vos..."
El Santo padre abordó brevemente el tema de la guerra, a la cual calificó cómo la pobreza más grande, e incitó a los pobres a ser artífices de la paz.
"La pobreza más grande es la guerra, es la pobreza que destruye... Las guerras se hacen entre ricos para tener más, para poseer más territorio, más poder, más dinero. Es muy triste cuando la guerra llega a hacerse entre los pobres, porque es una cosa rara, los pobres son desde su misma pobreza más proclives a ser artesanos de la paz. ¡Hagan paz! ¡Creen paz! ¡Den ejemplo de paz! Necesitamos paz en el mundo."
Por último, el Santo Papa pidió perdón a los asistentes, en nombre propio, en el de la iglesia y de todos los católicos que no han encontrado a la pobreza en el centro del evangelio y han excluido a tantos hermanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario