Lucas 14,25-32
Le seguía una gran multitud. Él se volvió y les dijo:
—Si alguien viene a mí y no me ama más que a su padre y su madre, a su mujer y sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. Quien no carga con su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo.
Si uno de ustedes pretende construir una torre, ¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No suceda que, habiendo echado los cimientos y no pudiendo completarla, todos los que miran se pongan a burlarse de él diciendo: éste empezó a construir y no puede concluir.
Si un rey va a enfrentarse en batalla contra otro, ¿no se sienta primero a deliberar si podrá resistir con diez mil al que viene a atacarlo con veinte mil?
Si no puede, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación a pedir la paz.
Lo mismo cualquiera de ustedes: quien no renuncie a sus bienes no puede ser mi discípulo.
Palabra del Señor
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