martes, 15 de octubre de 2019

El Decálogo para la Serenidad de San Juan XXIII



El papa Juan XXIII hoy  Santo de la Iglesia Católica, fue conocido en Italia como Il Papa Buono o El Papa Bueno gracias a su buen sentido del humor y la serenidad que manifestaba aún en los momentos más difíciles.

Tras su muerte fue encontrado su diario y de allí se publica este decálogo o reglas de la vida que desde su juventud intentó cumplir. Estos compromisos que renovaba cada día se han convertido en una guía para vivir haciendo pequeñas tareas que  conllevan una vida más feliz centrado en mejorarse a sí mismo, amar a los demás, aceptar las circunstancias y confiar plenamente en la providencia de Dios.

Estos son los 10 consejos para la serenidad de San Juan XXIII:

1.Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver de una sola vez el problema de mi vida.

2. Sólo por hoy pondré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis modales, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, salvo a mí mismo.

3. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

4. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiem­po a una buena lectura; recordando que como el ali­mento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

5. Sólo por hoy haré una buena acción sin decírselo a nadie.

6. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido procuraré que nadie lo sepa.

7. Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en este mundo, sino también en el otro.

8. Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las cir­cunstancias demuestren lo contrario, que la buena pro­videncia de Dios se ocupa de mí como si nadie existie­ra en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores: De manera par­ticular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

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