Jesús,
no esperaré; vivo el momento presente colmándolo de amor.
La línea recta está formada por millones de puntitos unidos entre sí.
También mi vida está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí.
Dispongo perfectamente cada punto y mi línea será recta.
Vivo con perfección cada minuto y la vida será santa.
El camino de la esperanza está enlosado de pequeños pasos de esperanza.
La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza.
Como Tú, Jesús, que has hecho siempre lo que le agrada a tu Padre. Cada minuto quiero decirte: Jesús, te amo; mi vida es siempre una “nueva y eterna alianza” contigo.
Cada minuto quiero cantar con toda la Iglesia:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...
Escrito por el Cardenal Van Thuan, el 16 de agosto de 1975, día siguiente a la Asunción de María. Cuando estaba preso en Vietnam, donde permaneció 13 años cautivo por el régimen comunista. Inspirado por el ejemplo de San Pablo que escribía sus cartas apostólicas desde la prisión, Francisco Van Thuan decidió no esperar una liberación sino vivir y realizar su misión de evangelizador desde las cadenas de la prisión, pero la libertad del Espíritu de quien ama a Dios en todo momento y acepta su santa voluntad.
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