Señor, hoy te doy gracias por mi vida. Te doy gracias por los padres que me regalaste. Gracias porque me diste una madre que amó la vida hasta el final. Gracias por mi papá y todo lo que aprendo con su ejemplo. Gracias por mis hermanos y el tiempo que nos permites compartir. Señor, gracias por mis sobrinos su alegría llena mi corazón de esperanza. Señor, gracias por mi familia cercana que me ayudan a seguir adelante. Señor gracias por los que aún están y por todos aquellos que han partido. Señor, gracias por mis amigos y el tesoro de tenerlos en mi camino. Gracias por mi grupo de oración su amor me mantiene perseverante. Gracias por los compañeros de trabajo y su apoyo en los momentos difíciles. Señor gracias por mis pequeños pacientes porque su inocencia me acerca más a Ti. Señor gracias por mi salud y todos los dones que me regalas. Señor gracias por llevarme a servirte en mi pequeñez. Señor gracias por todos tus regalos, Tú eres infinitamente bueno, mis palabras son tan cortas para agradecer toda tu bondad. Gracias por permitirme cumplir un año más de vida. En tus manos sigo encomendado mis días. Tuya soy Señor. Santísima Virgen María, Madre mía, llévame de tu mano. Amén. Liliana
En medio de las llamas los tres jóvenes unánimes cantaban: Bendito sea el Señor, aleluya. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor, cielos, bendecid al Señor, aguas del espacio, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Ejércitos del Señor, bendecid al Señor, sol y luna, bendecid al Señor, astros del cielo, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor,
fuego y calor, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Fríos y heladas, bendecid al Señor,
rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor,
luz y tinieblas, bendecid al Señor, ensalsadlo con himnos por los siglos. Rayos y nubes, bendecid al Señor,
Bendiga la tierra al Señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor,
manantiales, bendecid al Señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Mares y ríos, bendecid al Señor,
cetáceos y peces, bendecid al Señor, aves del cielo, bendecid al señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Fieras y ganado, bendecid al Señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
Israel, bendiga al Señor,
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Siervos del Señor, bendecid al Señor,
almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor,
ensalsadlo con himnos por los siglos.
Ananías, Zacarías y Misael, bendecid al Señor.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalsémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor, en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalsado por los siglos.
En medio de las llamas los tres jóvenes unánimes cantaban:
Bienaventurada María Virgen de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia maternal unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te llaman bienaventurada.
Celebramos en ti las grandes obras de Dios, que nunca se cansa de inclinarse con misericordia hacia la humanidad, afligida por el mal y herida por el pecado, para curarla y salvarla.
Acoge con benevolencia de Madre el acto de consagración que hoy hacemos con confianza, ante esta imagen tuya tan querida por nosotros.
Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti.
Nos dejamos alcanzar por tu dulcísima mirada y recibimos la consoladora caricia de tu sonrisa.
Custodia nuestra vida entre tus brazos: bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad.
Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y los pobres, por los excluidos y los que sufren, por los pecadores y los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entrégalos a todos a tu dilecto Hijo, el Señor nuestro
Oh María, Madre de Jesús y nuestra, que con una clara sonrisa te dignaste consolar y curar a tu hija Santa Teresita del Niño Jesús de la depresión, devolviéndole la alegría de vivir y el sentido de su existencia en Cristo resucitado; mira con maternal afecto a tantos hijos e hijas que sufren con la depresión, trastornos y síndromes psiquiátricos y males psicosomáticos.
Que Jesucristo cuide y de sentido a la vida de tantas personas, cuya existencia a veces está deteriorada.
María, que tu hermosa sonrisa no deje que las dificultades de la vida oscurezcan nuestra alma. Sabemos que sólo tu hijo Jesús puede satisfacer los anhelos más profundos de nuestro corazón.
María, mediante la luz que brota de tu rostro, transparenta la misericordia de Dios.
Que tu mirada nos acaricie, y nos convenza de que Dios nos ama y nunca nos abandona, y tu ternura renueve en nosotros la autoestima, la confianza en las propias capacidades, el interés por el futuro y el deseo de vivir feliz.
Que los familiares de los que sufren con la depresión ayuden en el proceso de curación, nunca considerándolos farsantes que usan la enfermedad con intereses de comodidad, sino que los demás los valoren, escuchen, comprendan y animen.
Virgen de la Sonrisa, alcánzanos de Jesús la verdadera curación y líbranos de alivios temporales e ilusorios. Curados, nos comprometemos a servir con alegría, disposición y entusiasmo a Jesús como discípulos misioneros, con nuestro testimonio de vida renovada. Amén. Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.