Las revelaciones de Jesús dadas a María Valtorta, fueron recopilados en la obra "El Evangelio como me ha sido revelado" ("El Hombre-Dios"). La mística italiana narra cada uno de los encuentros con el Señor, en varios tomos reúne la vida de Jesús, sus enseñanzas y explicaciones que permiten comprender y profundizar en su mensaje.
Es importante aclarar que la Iglesia Católica NO ha aprobado dichas revelaciones, en tal sentido no hacen parte de la doctrina y cualquiera es libre de creer en ellas o no.
Por mi parte, hoy publico esta entrada con el tema de la Eucaristía, escrito el 7 de junio de 1944, creo que la belleza del mensaje no contradice el evangelio, por el contrario lo complementa:
Dice Jesús: “Hoy hablo Yo. Estás muy cansada, pero ten paciencia todavía durante un poco. Es la víspera del Corpus Christi. Podría hablarte de la Eucaristía y de los santos que se hicieron apóstoles de su culto, del mismo modo que te he hablado de los santos que fueron apóstoles del Sagrado Corazón. Pero quiero referirme a otra cosa y a una categoría de adoradores de mi Cuerpo, que son los precursores del culto del mismo, los pastores, ellos son los primeros adoradores de mi Cuerpo de Verbo hecho Hombre.
Una vez te lo dije —y esto mismo también lo dice mi Iglesia— que los Santos Inocentes son los protomártires de Cristo. Ahora te digo que los pastores fueron los primeros adoradores del Cuerpo de Dios. En ellos están todos los requisitos necesarios para ser adoradores de mi Cuerpo, almas eucarísticas.
Fe segura: creyeron pronta y ciegamente al ángel. Generosidad: dieron toda su riqueza a su Señor.
Humildad: se acercan a otros más pobres que ellos, humanamente, con una modestia de gestos que no se sientan rebajados, y se profesan siervos de ellos. Deseo: cuando no pueden dar porque no tienen, se las ingenian para procurarlo por medio del apostolado y de la fatiga.
Pronta obediencia: María desea que se le avise a Zacarías, esposo de Isabel su prima, y Elías, el pastor, va enseguida. No lo deja para otro día.
Amor, sobre todo: no saben separarse de allí. Tú has dicho: «Dejan allí su corazón». Dijiste bien. ¿Y no habría que comportarse así con mi Sacramento?"
A continuación Señor le revela la importancia de tener el alma de un niño y el papel de la Santísima Virgen María como camino que conduce a Jesús:
"Y otra cosa y solo para ti. Observa a quién se revela el ángel en primer lugar y quién es el que merece ser el primero en sentir el cariño de María. Leví: el niño. Dios se muestra a quien tiene el alma infantil y le muestra sus misterios y le concede que escuche las palabras divinas y de María.
Quien tiene el alma de niño, también tiene el santo atrevimiento de Leví, y dice: «Permíteme que bese el vestido de Jesús». Se lo dice a María. Porque María es siempre la que os da a Jesús. Es ella la que conduce a la Eucaristía. Ella es el Copón viviente. ■ Quien va a María me encuentra a Mí. Quien me pide por medio de Ella, por medio de Ella me recibe.
La sonrisa de mi Madre cuando alguien le dice: «Dame a tu Jesús, porque quiero amarle» hace estremecer los Cielos con un vivo resplandor de alegría, pues se siente feliz Ella. Dile pues: «Déjame besar el vestido de Jesús, déjame besar sus llagas». Atrévete incluso a más. Di: «Déjame reclinar mi cabeza en el Corazón de tu Jesús para sentirme así beata». Ven. Descansa. Como Jesús en la cuna, entre Jesús y María”. (Escrito el 7 de Junio de 1944).