domingo, 10 de julio de 2022

Oración a la Virgen del Carmen



Postrados a vuestras plantas, oh Virgen purísima, Madre y Señora del Carmen, os tributamos fervientes acciones de gracias por la benignidad con que siempre estáis dispuesta a escuchar las súplicas de vuestros hijos, confiados y devotos.

Recibid, Señora, en prenda de fiel correspondencia, la total ofrenda de nuestro ser, porque anhelamos perteneceros en el tiempo y en la eternidad.

¡Oh Madre de Dios, vuestro amor no tiene límites. Os ha entregado vuestro Hijo el reino de la clemencia: venid, pues, en socorro de los infortunados que clamamos a vos. Desplegad vuestro manto cándido y apacible, como ola de alegre luz de la mañana en el Monte Carmelo y defiéndenos; extended vuestro cetro de oro sobre el mundo y el infierno y reprimid la soberbia de nuestro común enemigo.

Desde el trono de la gloria en que os mira nuestra fe, atended, Virgen Santísima del Carmen, el memorial de súplicas de vuestros devotos.

Conservad en prosperidad y fortaleza al Sumo Pontífice y a los prelados de la iglesia; interceded por el clero, guardián de alma. Multiplicad los días de paz y de bonanza en nuestra nación, que es patrimonio vuestro y tanto os ama.

Apiádate, Virgen dulcísima, de los pecadores, venced la dureza de los herejes, llamad al seno del catolicismo a los cismáticos e iluminad a los fieles, que todavía yacen sentados en tinieblas y sombras de muerte.

Reanimad a los enfermos, consolad a los atribulados y dad a los encarcelados resignación; mostraos tierna Madre de los huérfanos, y amparadora solícita de los pobres; guiad los pasos de los caminantes y peregrinos y los navegantes conducidlos a puerto de Salud.

Enviad un rayo de luz de vuestros ojos a los moribundos y alcanzadles la gracia de expirar con la tranquilidad del arrepentimiento y de la confianza en Dios.

Otorgadnos a cuantos hemos acostumbrado a recurrir a vos, cumplidas bendiciones. Que por vuestro amparo conserven los niños la inocencia, se liberen los jóvenes de los peligros contra la pureza y guarden las familias el tesoro de las cristianas costumbres.

Que revestidos, en fin, Señora amabilísima del Carmen, con vuestro santo escapulario, vivamos todos en amistad con Dios, muramos piadosamente, seamos pronto libres de las llamas del fuego expiatorio, y en las mansiones del paraíso merezcamos ser reconocidos como devotos, cofrades e hijos vuestros; para glorificar eternamente al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

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